Miquel Aldana, El Masnou
Entrevistamos a Miquel Aldana, chef propietario del restaurante Tresmacarrons del Masnou
Miguel, cuéntanos cómo empiezas con este restaurante.
El proyecto comienza en 2008 y al principio nos cuesta mucho arrancar porque, por un lado enganchamos de lleno la recesión económica y también porque nadie te conoce, pero en 2011 empezamos a salir a la prensa, se habla de nosotros, nos ponemos una poco de moda y la gente comienza a venir. Pero el antes y el después llega en el 2015 cuando nos dan la estrella Michelin. En ese momento tu red de posibles clientes crece de forma exponencial porque sales a todas partes.
¿En qué cambió recibir a la estrella Michelin? ¿Tienes un público diferente desde entonces?
Cambió en todo el proceso. La estrella supone un cambio de hábitos, un cambio de rol, rutinas y elaboraciones. Un ejemplo es que debemos introducir una carta de vinos interesantes y diferentes, algo que es casi obligatorio en todos los restaurantes gastronómicos porque al final es lo que espera el cliente que viene a hacer un menú degustación. Por lo que respecta al público, después de la estrella hemos continuado teniendo clientes catalanes. Y extranjeros también nos venden porque nos ven en las guías, pero nuestro cliente principal es el de aquí de la comarca y como mucho de Barcelona.
¿Qué podemos comer aquí?
Nosotros hacemos cocina catalana tradicional de temporada. El plato estrella del restaurante son los canelones; hace catorce años que los hacemos y nunca los sacamos de la carta. Y cada temporada trabajamos el producto que hay de una manera muy dinámica: cuando terminan las coliflores comienzan las alcachofas, a principios de enero hay trufa y el guisante... Por ejemplo, los canelones los hacemos de temporada porque si bien el relleno siempre es lo mismo, la crema cambiará según el mes: puede ser de cepas, de trufa, de colmenillas... Y así vamos trampeando todo el año.
Y el producto que utilizas es del Maresme…
Casi todo lo traigo de las Cinco Sénias, de Mataró. Aquí la suerte que tenemos es este microclima tan especial que ayuda a producir frutas, verduras y hortalizas excelentes. Tenemos el guisante y la fresa que son muy identitarios del Maresme y estamos orgullosos, pero, por ejemplo, también tenemos unos tomates extraordinarios y si te fijas bien aquí en la comarca todo el mundo tiene tomates plantados por todas partes. Del Maresme también son buenísimas las alcachofas, los boniatos, los calçots, los pepinos y otra cosa que no es tan conocida y que es muy nuestra: la berenjena blanca. No amarga nada, es dulce y con una textura muy amorosa que se deshace en la boca. Lo cierto es que el huerto que tenemos en el Maresme es una maravilla, una suerte.
Aparte de comer bien, ¿qué más podemos hacer en El Masnou?
Somos un pueblo 100% de mar y montaña y tenemos a tocar una cosa con la otra. Aparte de venir a la playa, aquí tenemos el Club Náutico donde hacen cursillos de vela y además tienen su piscina y sus redes de voley en la playa. Y también está Ocata Vent, que es un pequeño club de gente que le gusta navegar. Aquí en Masnou estamos muy arraigados en el mundo de la vela: se hace windsurf, patín catalán... y los de toda la vida también salimos de vez en cuando a pescar con la barquita.
De hecho, en el pueblo tenemos el Museo Municipal de la Náutica, porque históricamente hemos estado siempre ligados al mar. Hasta hace no tanto las barcas de los pescadores estaban valladas aquí en la playa y en este barrio de Ocata donde estamos, todas las casas que ves en primera y segunda línea son las típicas casas de pescador.
¿Cuál es tu rincón mágico de El Masnou?
Lo tengo clarísimo. Cuando sales a navegar, miras hacia el pueblo y ves esa postal de casitas bajas frente al mar y justo detrás de las montañas cubiertas de pinos que suben hacia arriba. Es una visión preciosa de mar y montaña, la foto perfecta de lo que somos. Una fotografía 100% Maresme.
► Imprescindibles del Masnou
- Museo Municipal de la Náutica
- Casa de Cultura
- Itinerario "El Masnou, terra de mar"
- Puerto del Masnou